lunes, 22 de junio de 2009

Tránsito por San Francisco


Todo es impecablemente absurdo.
El mar que se quedó en Barranco
Es una trampa para osos.

Mi llegada también fue absurda.

La agitada y sublime brisa
De las calles de San Francisco
Duerme ahora como un mendigo.

La noche es una burbuja.

Aparece en hombros
Mi caballo de Troya
Repartiendo escarcha como reina
Pero se va despacio.

Los pájaros se aman en jaulas de oro
Y eventualmente en el lujoso guante de alguna puta.

Hoy
He parido las ventanas
De una noche nueva.

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